LA SALUD COMO INCENTIVO LABORAL
SALUD DINERO Y AMOR SON, SEGÚN REZA UNA FAMOSA CANCIÓN, LAS TRES COSAS MÁS IMPORTANTES EN
Puede que sea por eso o por que realmente quieren asegurarse de que sus empleados están en perfectas condiciones, lo cierto es que cada vez más compañías incluyen exhaustivos chequeos médicos entre los beneficios sociales que ofrecen a sus trabajadores.
La cercanía de trato en muchas PYME hace que prácticamente tanto empleados como jefes estén al tanto de la vida clínica los unos de los otros.
Ahora se están poniendo de moda unos exámenes más exhaustivos destinados, sobre todo, a los altos ejecutivos. Y es que esta puede ser la mejor forma de demostrar el ‘cariño’ de la compañía hacia este y otro tipo de empleados. Claro que no deja de ser una medida de prevención ante posibles problemas en el futuro. Según informa El Economista muchas compañías crean programas anuales completos de salud con pruebas que van desde las más clásicas hasta otras radiológicas para detectar, por ejemplo, enfermedades cardiovasculares.
Las aseguradoras privadas están, lógicamente, tratando de espolear todavía más a un mercado que ya está en alza. En cualquier caso hay que tener en cuenta que el coste de estos programas es bastante elevado porque en muchos casos incluyen servicios que quedan fuera de la póliza de la compañía. El coste varía en función del centro de salud, el tipo de chequeo y la cobertura de cada póliza y así el de sanitas oscila entre los 150 euros de una prueba urológica hasta los 1.420 de un chequeo completo, el mismo coste que en Mapfre. Mientras, en USP Hospitales un reconocimiento completo puede alcanzar los 2.000-3.000 euros.
Se trata sólo de ejemplos que demuestran que este tipo de incentivos no son en absoluto económicos. Por eso, muchas PYME y grandes empresas prefieren ofrecerlos como parte de un paquete de incentivos a determinados empleados que se trata de fidelizar. En este sentido es muy importante la pericia del empresario a la hora de explicar y ‘vender’ este tipo de beneficios sociales, ya que el empleado puede terminar percibiéndolos como una medida de control más que como un premio o, como en muchos casos, asegurar que prefiere ingresar el coste del mismo en su nómina.
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